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POR UNA PISTA DE ATERRIZAJE

Que se hayan recogido, presuntamente, 105.000 firmas a favor de una polémica nueva pista de aterrizaje me inquieta. Me inquieta pensar que haya quienes firmen alegremente sin plantearse las consecuencias que su solidaria rúbrica pueda provocar a terceros. En España 500.000 firmas pueden modificar una Ley; lo que hace que esta acción popular sea demasiado seria como para frivolizar en la calle con una pancarta que diga que la pista «la quieren llevar para Tenerife» o que «vendrán 40.000.000 de visitantes gracias a 3 lineales kilómetros de alquitrán». Y es que aquí algunos/as son capaces de firmar por reivindicar una central nuclear (con escape incluido) si les arengas con que la van a poner en Tenerife.

En los alrededores donde se ubicará la pista, viven seres humanos cuyo gentilicio es el mismo que el del 99% de los firmantes, el mismo que el mío y por eso me negué a firmar. Y porque sé que hace años que el aeropuerto actual cumple con todos los requisitos técnicos establecidos por la Organización de Aviación Civil Internacional lo que le convierte en uno de los más modernos y equipados de Europa. Yo me negué a firmar porque ya existen dos pistas paralelas de 3.200 metros y equipadas con todas las ayudas tecnológicas modernas a la navegación aérea. Yo me negué a firmar porque una de las pistas sólo se utiliza en un 30% de su capacidad. Yo me negué a firmar porque en México DF, por ejemplo, con 25.000.000 de habitantes operan con un aeropuerto de características similares al nuestro... ¿Saben los firmantes cuántos habitantes tiene Gran Canaria? Yo me negué a firmar porque su construcción hará que cientos de familias perderán sus hogares. Sí, las familias que según la presidenta del Cabildo: «No pueden detener el progreso...». Y el progreso, por lo visto, pasa por servirles las copas, fregarles los platos y recogerles las habitaciones eternamente a cuarenta millones de guiris que ya han dejado el dinero a los turoperadores en sus países antes de aterrizar en la pista. Yo me negué a firmar porque otros barrios y pueblos quedarán directamente afectados por el peligro constante que significa el tráfico aéreo, la contaminación acústica, la medioambiental, las radiaciones y la especulación a la que se verán sometidos los terrenos de las zonas de serventía aéreas que comprende la zona de acercamiento a pista y zona de elevación hasta alcanzar la velocidad de crucero. Yo me negué a firmar porque una tercera pista supone quedarnos sin 10 kilómetros de nuestro maltrecho litoral, una limitación en la altura de los edificios, así como la paralización del proyecto del polígono industrial con el consiguiente retroceso de progreso comercial de la zona. Yo me negué a firmar porque sé que el cableado y las luces direccionales (indicadoras del umbral de pista) afectarán al barrio ingeniense Barrio Nuevo, el barrio agüimense de Montaña Los Vélez, parte del pueblo de Carrizal y zonas de Arinaga y Telde.

105.000 firmas canarias para dejar sin hogar a muchos canarios son muchas firmas. Y es que una sola firma, sólo una, para dejar a alguien sin hogar, siguen siendo muchas firmas.

 

Juan Ramírez Verona. Las Palmas de Gran Canaria.

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