EL SACHO SACUDE LAS IMPRENTAS

Domingo González Vega Hace aproximadamente un año y medio nace la revista “El Sacho”. Desde entonces lleva apareciendo ininterrumpidamente, cada dos meses, en la tranquila y rutinaria vida sociopolítica de nuestro municipio. Esta revista nace por la necesidad de introducir elementos de discusión, informativos y críticos a la vez, tan necesarios para generar debate social entre la ciudadanía de Ingenio.
Desde ese tiempo a esta parte, varios han sido los intentos, desde los demás partidos políticos, de emular nuestra publicación, espoleados por la gran acogida y difusión de la tirada de nuestra revista “El Sacho”, a lo largo de todo nuestro pueblo. Hasta el punto de que todos los partidos (y algún que otro particular) han sacado, después de la aparición de “El Sacho”, un panfleto, una publicación, un folleto…
No sabemos si por premura, si por torpeza o por incapacidad; lo cierto es que no han cuidado mucho la calidad de estas publicaciones, y la verdad es que, aunque entre ellas las hay que han corrido distinta suerte, desde luego, las hay que dan pena.
Tenemos una retahíla de despropósitos entre ellas. Desde las que con “razón” o sin “razón” están repletas de faltas de ortografía. Otras (con nombre relativo a la “ronda” porque seguro que no saben jugar a la “zanga”) que sólo se dedican al insulto y a la descalificación barriobajera, sin hacer propuestas ni dar alternativas (seguramente no las tienen).
Otros cuyo programa electoral solo fue un triste panfleto, nos “informan”, con un pobre folleto. No dan para más. Y otros que salen directamente con el nº 3 de su publicación (no les hace falta ni el 0, ni el 1, ni el 2, como son el partido del poder…) Además sólo emplean su impreso para vendernos a su candidato a alcalde (son superdemocráticos ya lo tienen elegido para dentro de 2 años), con varias fotos por número, con distintas poses, en distintos foros… Más que un político parece una modelo.
En fin, que debido a la aparición de “El Sacho”, en este municipio han salido revistas hasta de debajo de las piedras. Las imprentas de la zona deberían reconocernos este mérito dándonos un reconocimiento, una placa, o algo así, por el dinero que les hemos hecho ganar.

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