¿Dónde el Lepenismo cogobierna con Socialistas y Conservadores?

Isaac Bigio. Profesor e investigador de la London School of Economics and Political Sciences

La prensa internacional viene haciendo una campaña para aislar y detener a Le Pen en Francia. Los socialistas llaman a reelegir al presidente conservador Chirac aduciendo que así evitarían que la extrema derecha llegue al poder. Sin embargo, hay un país donde las versiones locales de Le Pen, Chirac y Jospin cogobiernan: Israel. Allí el gobierno del derechista Sharon está compuesto por los laboristas, sección de la misma internacional socialista de Jospin, y por Moledet-Unidad Nacional, la ultraderecha sionista que pide la expulsión masiva de los palestinos de todo el territorio que Israel detenta u ocupa.

Le Pen propone que se deben quitar derechos a los alrededor de unos 3 millones de árabes que hay en Francia habitada por 60 millones, y que se debe expulsar a los inmigrantes indocumentados. Moledet demanda la "transferencia" de 4 millones de árabes hacia el resto de países vecinos. La limpieza étnica que Le Pen quiere hacer del 5% de la población francesa no acabaría con el desempleo y la delincuencia y haría descender en el barbarismo a quien se proclama como la cuna del republicanismo mundial. Moledet tiene un programa aún más drástico pues propone expulsar al 45% de los habitantes del territorio que detenta u ocupa Israel anexando Cisjordania y Gaza. Esto agudizaría la guerra, provocaría la intervención del resto de naciones árabes e incluso un eventual despliegue de tropas de la ONU. Además dividiría a los israelíes y los marginaría internacionalmente aún más.

Los judíos han sido tradicionalmente los chivos expiatorios de todo movimiento racista. El grueso de los 600.000 judíos franceses votará contra Le Pen. La defensa de los judíos que viven fuera y también dentro de Israel pasa por oponerse vigorosamente a todo partido xenófobo.

La presencia de los lepenistas en el gobierno israelí acicatea la violencia palestina, desprestigia y aísla al estado, y es una afronta contra los judíos que quieren una convivencia pacífica y democrática con sus vecinos semitas. También mella en el prestigio de la Internacional Socialista haciéndola aparecer como incongruentes, pues en Francia se unen tras los conservadores contra la ultraderecha, mientras que Israel cogobiernan con ambos. Algunos críticos sostienen que la actual ola de rebrote racista en Europa se debe a que los gobiernos socialdemócratas se fueron alejando de sus programas originales de bienestar social haciendo que muchos de sus bases obreras y desempleadas se vayan desanimando de ellos y empezando a oír los cantos de sirena de la extrema derecha. La socialdemocracia ha reaccionado de manera timorata o mediadora frente al auge de los partidos xenófobos. En Francia piden que la solución sea la de votar por la derecha conservadora mientras que Jospin pide a sus ministros y asociados no acudir a las marchas que muchos ven como la única manera de barrer al fascismo pero el premier Jospin teme que los radicales le desborden.

Tony Blair cree que la mejor manera de contener a los racistas es con restricciones a los derechos de asilo y emigración mientras que busca una entente con el gobierno del Partido Popular español (compuesto por los herederos del franquismo) y con el italiano de Berlusconi (integrado por los mussolinistas del MSI). En Israel, que en los 1950s y 1960s fue uno los ejemplos de la socialdemocracia en Asia, el laborismo reducido va perdiendo identidad y fuerza al convivir con quienes incentivan el militarismo anti-palestino o promueven una masiva limpieza étnica.

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