EL ESPECTÁCULO VERGONZANTE DE LOS PLENOS

Francisco Hernández Viera Desde las últimas Elecciones Municipales he tomado la sabia decisión de asistir a todos los Plenos del Ayuntamiento de Ingenio que me es posible. Y digo sabia porque se aprende mucho en los plenos. Se aprende a conocer a las personas que nos gobiernan o que nos quieren gobernar. Se aprende a conocer a los grupos políticos que pretenden representarnos.

Dividamos el espacio en dos partes casi iguales, una de las partes tiene un elemento más que es el elemento determinante para que el Grupo de Gobierno tenga una mayoría absoluta y saque adelante sólo los asuntos que le interesan. En esta parte mayoritaria nos encontramos un espectáculo desolador. Aparte de dos o tres concejales que tienen un par de luces, el resto es como un rebaño de ovejas esperando a que el pastor les diga cuándo tienen que ir a pastar. Lamentable ver como este rebaño rehúsa el enfrentamiento verbal con la oposición, a lo peor, por no tener la capacidad (dialéctica o intelectual) para ello.

Del otro lado una gran fragmentación. Un grupo de cuatro empeñados en regresar a tiempos pretéritos, empeñados en vanagloriarse de ítulos y estudios, y empeñados en hacer correcciones semánticas y sintácticas a todo lo que les llega a las manos o a los oídos (aunque uno de los elementos del grupo parezca permanecer en un continuo estado de hibernación mental).

Otro grupo de tres (¿o quizá de cinco?) empeñado en lucirse ante una cámara que capta lo que casi nadie verá. Empeñados en llamar la atención en los plenos, cuando todo el mundo sabe que la política municipal se desarrolla en las comisiones.

Llegamos al grupo de dos (¿o quizá de cinco?), representantes, junto a los anteriores del sector más reaccionario del pensamiento político (si llegan a discernir lo que ello es) y empeñados en el linchamiento social del pastor del rebaño.

Cuando llegamos al grupo de uno (el representante de AVIN), no sabemos si pensar que es un elemento fuera de lugar, ya que ni lo podemos alinear con los unos ni con los otros. Al no tener consignas desde nadie de arriba se puede permitir el lujo de votar acorde con las ideas de las personas que forman su grupo político.

 

Volver a El Sacho nº 2