Ingenio. Año 2.035

Domingo González Vega El viento se ha vuelto frío en esta parte de la isla. Desde que el exiguo municipio dejó de tener costa sus habitantes tuvieron que acostumbrarse a un clima áspero y bronco. Algunos propietarios de esta playa agradecieron que los militares expropiaran El Burrero. Al fin y al cabo, estos vecinos recibieron algo a cambio.

Peor les fue a los de Carrizal, que con las continuas ampliaciones del aeropuerto, con las molestias, la contaminación, la servidumbre, el ruido... contemplaron como el valor de sus bienes fue menguando al mismo tiempo que su calidad de vida. Renunciaron a su estancia allí, por insoportable, teniendo que emigrar, hacia el sur o las medianías, dejando atrás un pueblo vacío, desértico, por dónde sólo se ve revolotear, al compás del viento, algunos papeles viejos y dónde la maleza se ha hecho con lo que fueron las principales calles del pueblo.

Lo que fue de Carrizal se ve hoy, en mayo de 2035, como un desolado paisaje, gélido e inerte, donde la única vida que queda es la de las malas hierbas que han crecido al arrimo de los balcones. Y tabi´n, la de miles de gatos que, de forma inexplicable, han proliferado por todos sus rincones, haciéndose los únicos dueños de este desarbolado lugar.

Cuando ampliaron la autopista a cinco carriles tuvieron que destruir el barrio del Santísimo. La construcción de las vías del tren ya había arrasado Los Cuatro Palos y había hecho retranquear la autopista y su desdoblamiento hasta llegar a la parte alta del municipio. Actualmente, al barrio más costero del pueblo es Cuesta Caballero. Es impresionante ver como las grandes vías de comunicación han seccionado por completo a Ingenio, al tiempo que lo han aislado. El tren pasa desde Telde hacia la nueva capital, Vecindario, y la autopista no tiene ningún enlace en el municipio. Después de tantos años, la entrada del pueblo vuelve a ser Aguatona, que comienza a mostrarse como la zona más próspera del pueblo.

Al menos algo quedó fuera del alcance de las fauces de los "defensores del progreso de Gran Canaria": las industrias se libraron del asolamiento y no fueron desmanteladas. Dejaron que se quedaran, o dicho de otro modo, se las quedaron. La incipientes y prósperas industrias fueron agenciadas por el aeropuerto. Más tarde, y al igual que el aeropuerto, fueron privatizadas y hoy están dando pingües beneficios a los amigos de aquellos "defensores del progreso de Gran Canaria".

Isla ésta que, como el resto de Canarias, dejó de ser destino de turistas, y alcanzó, mediados los años 20, su mayor nivel de desempleo, pobreza y marginación. En la actualidad, cientos de jóvenes canarios se hacinan en los puertos para salir, en modernas pateras, hacia Marruecos y la costa "subsahariana", los dos centros turísticos más importantes del Atlántico. Estos canarios se quejan del trato que reciben al legar a estos sitios, de como los humillan y los marginan solo por ser pobres. Es curiosa la historia... Si, muy curiosa.

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