¿Otra pista en el Aeropuerto? ¿Para qué?

Ben Magec Ecologistas en Acción Canarias El Plan Director para el Aeropuerto de Gran Canaria realizado por AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) supone construir una serie de infraestructuras que obligará a desviar la Autovía GC-1 y a expropiar y desplazar a los habitantes de los barrios más cercanos como Ojos de Garza, La Montañeta, Las Puntillas, y los núcleos de Caserío de Gando y Cardonal Fuerte, en total más de 4.000 personas. Además del fuerte impacto ambiental que conllevarán los movimientos de tierras, pues la obra atravesará dos barrancos, se producirá un elevado impacto acústico en toda el área poblada de Carrizal y Las Majoreras.

Este proyecto ha sido muy contestado por los/as vecinos/as de los barrios afectados que no están dispuestos a renunciar a los hogares que les ha visto crecer durante varias generaciones. Y tiene sobradas razones para preocuparse por este asunto. Pero no sólo ellos, en esta problemática subyace una cuestión de fondo que el conjunto de la sociedad de Gran Canaria debería plantearse:

¿Por qué y para qué hay que construir una tercera pista en Gando afectando a la posible expropiación y desplazamiento de cientos de familias de sus barrios de residencia, además de ocasionar un fuerte impacto ambiental sobre todo el área afectada?.

El argumento que esgrime AENA se basa en que el ritmo actual de crecimiento de viajeros en el Aeropuerto de Gran Canaria nos llevará a una cifra que rondaría los 18 millones de viajeros anuales en el año 2018. No sabemos si estas cifras están exageradas, pero en cualquier caso diseñan un futuro de verdadero colapso y catástrofe ecológica para la isla. Se nos dice esto y aquí todo el mundo se queda tan pancho. ¿Estamos locos o qué?

¿Pero es que nadie se ha parado a pensar que la capacidad de carga de Gran Canaria en número de personas y construcciones no es infinita sino limitada por definición?. ¿A ningún político de turno se le ocurre pensar que si estas cifras se confirmasen, Gran Canaria estaría abocada al deterioro definitivo e irreversible de su medio ambiente y su calidad de vida?.

Está claro que el grueso de entradas y salidas en las cifras que maneja AENA para el aeropuerto grancanario se debe fundamentalmente a la acción del turismo y las previsiones de crecimiento de este sector en la isla. Como si las infraestructuras de turismo y transportes, así como el número de visitantes pudiera seguir creciendo indefinidamente en un territorio que, por si alguien lo ha olvidado, es una isla superpoblada e hiperurbanizada.

NI MÁS PISTAS, NI MÁS CAMAS, NI MÁS CARRETERAS

En esta isla no caben ni más pistas, ni más camas, ni más carreteras. Por eso, ha llegado la hora de que en Gran Canaria se frene el crecimiento de camas e infraestructuras turísticas de una vez por todas. También es el momento de reorientar la actividad constructiva con fines turísticos hacia el desarrollo de un plan de reforma y modernización de la planta alojativa, que garantice la pujanza de este sector y la generación y estabilización del empleo directo e indirecto que proporciona el mismo (construcción, comercio, servicios,...).

Si no queremos morir de empacho hay que mejorar la oferta turística de Gran Canaria con alternativas atractivas, ecológicas y socialmente sostenibles, vinculadas al verdadero carácter diferenciador que la naturaleza y la cultura canaria pueden imprimir a la calidad de la oferta turística de la isla. Alternativas que no caigan en la reproducción mimética de modelos importados por otras realidades, en la mayoría de los casos impregnados de una concepción anticuada y exclusivamente especulativa y depredadora de los recursos naturales (como la proliferación de campos de golf o de muelles deportivos por doquier, como si aquí todos hubiésemos nacido con una pelota de golf en la boca o tuviésemos un yate para los fines de semana). Alternativas que, por otra parte, no vayan en detrimento de la defensa del suelo agrícola y del litoral, sino que los refuerce y proteja, incentivando mecanismos de consumo y comercialización de los productos agrícolas o pesqueros locales entre la masa de turistas que anualmente nos visita, en lugar del "Burguer King".

ECOTASA

Paralelamente, es necesario adoptar fórmulas imaginativas que estabilicen las entradas de visitantes, en vez de seguir alimentando la tendencia insostenible de su aumento cuantitativo indefinidamente. No necesitamos crecer en el número de turistas, porque se nos antoja que la capacidad de carga y de acogida de nuestra isla hace ya tiempo que se sobrepasó. Lo que necesitamos es aumentar los números de las rentas que los turistas dejan aquí, diversificar la oferta y aumentar los ingresos que el turismo deja en nuestra tierra. Esto se puede hacer incluso por la vía de impuestos, afrontando con valentía la aplicación de una Ecotasa por turista que revierta en la conservación y gestión de los espacios naturales de Canarias.

Mucha gente, no sólo los ecologistas, lo saben, y algunas autoridades políticas incluso lo reconocen con la boca pequeña. Pero estas autoridades siguen apostando "sospechosamente" por aumentar el crecimiento sin límites, aunque vaya en contra del interés general de la población de Gran Canaria. Y todavía se atreven a llamarlo "desarrollo sostenible".

La irresponsabilidad de las instituciones a la hora de afrontar el desproporcionado crecimiento residencial y turístico, así como de adoptar criterios de planificación dirigidos a lograr un "verdadero" desarrollo sostenible para la Isla es manifiesta, y es la causa principal de los tremendos desequilibrios que padece Gran Canaria.

Por eso, la Asamblea Insular de Ben Magec - Ecologistas en Acción, que agrupa a la práctica totalidad de los grupos ecologistas de la Isla (entre ellos el Comité Peligra El Burrero), se opone a la construcción de una tercera pista en el Aeropuerto de Gran Canaria, hasta tanto no se afronte un plan decidido que ponga freno al crecimiento de las construcciones turísticas y enfoque de manera integral las actuaciones de construcciones en materia de infraestructuras de transportes para resolver los problemas reales de movilidad y accesibilidad de la población insular, desde parámetros verdaderamente sostenibles y no meramente "mercantilistas". Y manifiesta su solidaridad con los vecinos y vecinas de la zona afectada en la defensa de su derecho a ser tenidos en cuenta en la discusión y aprobación de la propuesta de ampliación del aeropuerto sin que se hipoteque el futuro de sus barrios y viviendas.

 

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